El frío endurece a los guerreros... y a los científicos. {Goku}

Estaba en la Montaña Frappé, por misión científica que ella misma había querido tomar. Recordó que, cuando era más joven, leyó en unos apuntes y un libro de Bulma la existencia de una planta medicinal que, bien tratada, serviría para curar de manera muy rápida ciertas heridas profundas y superficiales, al igual que algunas enfermedades como la gripe, la fiebre o alguna que otra dolencia no demasiado grave. En su tiempo, el Futuro, aquella planta había dejado de existir pues la Montaña Frappé ahora apenas tenía vida por culpa de la guerra con los androides, sin embargo estando ahora en el pasado… tenía una oportunidad. La oportunidad de pillar muestras y poder crear medicinas y ungüentos que ayuden a la gente más necesitada y, de volver a su tiempo, a la gente que más le importaba.

El frío que hacía en ese lugar era demasiado fuerte, pero por suerte ella se preparó demasiado bien para soportarlo; llevaba puesto un enorme abrigo de pelo sintético rosa, que le cubría hasta las piernas. También, llevaba guantes suaves que le calentaban las manos y unas buenas botas altas que hacían que sus pies no se mojaran para nada por la nieve.

Cómo va Ami vestida en esos momentos:

Sin embargo, su paseo no estaba yendo demasiado bien. El viento estaba empeorando su búsqueda, la nieve paraba su visión más allá de un par de palmos de distancia y, para más inri, no conocía bien esa zona y no sabía dónde encontrar esa planta. No iba a admitir que estaba perdida, pero… estaba perdida. Todo era blanco, todo era igual para ella, por mucho que caminara no tenía demasiado claro qué dirección estaba tomando…

Chasqueó su lengua, algo frustrada. Se suponía que en ese tiempo existía esa flor, ¿por qué ella no era capaz de encontrarla, siguiendo todas las indicaciones que ella recordaba del libro? ¿En qué podría estar fallando? …

Ox Satan ha recordado a la aventura que pasaron su hija y su yerno, por ello envía a ambos con obsequios, ahora están en la montaña Frapeé entregándole a la anciana el presente que le mandan cuando la montaña ruge, escucha un "Goku" de parte de Chichi, ve la montaña y la tormenta que se ha desatado con la punta roja por la furia, entiende el llamado como un "ayuda a la pobre mujer", le silva a la nube y esta baja enseguida, de un salto sube sin dejar que se detenga. Pronto se ubica por sobre la montaña, aunque la tormenta igual arrecia a esa altura, es menos fuerte pero la visión es muy pésima - tendré que bajar – salta de la nube y comienza a caminar, la visión sigue siendo muy pésima y no sabe si encontrara a quien este perdido, y si no empieza a llamarlas no las encontrara.



Coloca sus manos rodeando su boca a manera de bocina – ¡HOLAAAAA!, QUIEN QUIERA QUE ESTE EN LA MONTAÑA, SI ES MUJER DEBE SALIR O EMPEORARA LA TORMENTA – grita esperando ser escuchado – ¿ME ESCUCHAS?, TE AYUDARE A SALIR – vuelve a llamar esperando que el sonido de la tormenta no apague su vos, sigue llamando caminando un poco despacio, trata de atrapar el ki de aquella persona pero es poco perceptible, puede o estar lejos o tener un ki muy débil.

El clima iba empeorando a medida que más minutos iba pasando en las montañas. La nieve caía con más fuerza, y el congelado viento soplaba con tanta fuerza que la golpeaba sin remedio y casi estuvo a punto de caer en varias ocasiones. Su estancia en ese lugar era un peligro y ella misma lo sabía, tal vez hubiera sido una mala idea ir hacia esa montaña sin tener gran idea de dónde ir, y como volver…

Sin embargo, una pequeña voz de la esperanza sonó más allá de las montañas. Solo era capaz de oír un pequeño murmullo a lo lejos, por culpa de todo el viento que la impedía oír con claridad. Por suerte, supo que no era una alucinación porque notaba una gran fuerza, un gran ki, pero no era capaz de ver nada más allá de un par de palmos de distancia.

- ¡Estoy aquí!- no sabía el porqué debía fiarse de una voz cualquiera que se encontraba en la montaña, pero su situación era desesperada: no había encontrado la flor que buscaba, la ventisca empeoraba y si seguía así, sola, no tendría muchas posibilidades de sobrevivir, y menos en ese estado. A fin de cuentas, por mucho que Trunks la hubiera intentado entrenar en su tiempo… seguía siendo una humana cualquiera, sin nada sobrenatural que la ayudara a sobrevivir en situaciones tan extremas.- ¡ESTOY AQUÍ, ¿ME OYES?! ¿¡HOLA!?- gritó con bastante más fuerza que antes. El frío congeló parte de su garganta al forzarla tanto, por lo que empezó a toser. Se colocó un antebrazo sobre sus labios, buscando el no perder demasiado calor.

Ni siquiera sabía si él podía oírle a ella, por lo que activó sus gafas lectoras de ki, intentando buscar su energía, su fuerza, para seguir alguna dirección. La lectura de esa misma fuerza era magnífica, de las más altas que había leído nunca más allá del Gohan de su tiempo. Con mucho esfuerzo caminó dirección a esa energía, aunque no veía nada, solo para que fuera más sencillo su rescate.

- ¡Señor desconocido! ¡Estoy aquí! - volvió a gritar a pleno pulmón, cuando una ráfaga de viento la volvió a empujar de tal manera, que casi cayó de espaldas. Por suerte, consiguió mantenerse de pie.

La nieve era demasiado profunda, tanto que apenas podía caminar bien y sus pies se hundían sobre el manto blanco. Volaría para evitar aquello, sin embargo… Sus fuerzas estaban aminorando. Tanto tiempo que llevaba en esa montaña, con la fuerza de la naturaleza en su contra, sin comer ni beber, se estaba cansando demasiado y… por culpa del frío que la atacaba con crueldad, cada vez tenía más… y más… sueño…

Camina un poco más tratando de adentrarse en la montaña, apenas escucha murmullos entre los rugidos del viento pero nada entendible, se estremece por el frió en el cuello pero sigue andando, un rastro de ki lo hace percatarse de la presencia de aquella persona en la montaña, corre un poco aunque con lentitud porque la nieve sigue subiendo y en serio no iba preparado para esto, trata de olfatear a la intrusa pero lo único que logra es que se le enfrié la nariz y de un fuerte estornudo surge un rugido estruendoso – que será eso – flota para no perder el tiempo y vuela vertical para toparse con aquella persona que cada vez la escucha más claro, al parecer ahora está gritando, frunce el cejo y vuela más rápido escuchando ahora que lo llama “señor desconocido”, se rasca con el índice la cabeza sin entender de lleno porque ha gritado eso, se encoge de hombros y sigue su camino hasta que ve una silueta.

Va a llamarla cuando ve que se desequilibra, trata de volar más rápido pero una gran ráfaga lo empuja tirándolo al suelo, se queda acostado en el suelo preguntándose ¿Qué tiene esa montaña que reacciona así y se vuelve tan fuerte?, se levantaría de un salto, pero técnicamente quedo enterrado en la nieve y esta sigue cayendo al nivel que empieza a sepultarlo en ese agujero que se hizo al caer. Vuelve a flotar y esta vez si llega hasta la silueta que resulta ser una roca – pero que?... – la caída lo había aturdido y hecho ir en otra dirección, gira su cabeza a todos lado buscando nuevamente a la persona que lo había llamado pero la visión sigue siendo limitada y apenas puede ver uno o dos metros frente a su nariz – ahora si me perdí… ¿DONDE ESTAAAAS? – su voz es fuerte, pero no lo suficiente ante aquel fuerte rugido – GUIAMEEEE… - pide esperando que ella le responda.